Cortamos un casquete en la parte superior y vaciamos con cuidado.
Ponemos un poco de mantequilla y salsa de tomate.
Encima colocamos la yema del huevo.
Cubrimos con más salsa y la clara montada a punto de nieve.
Añadimos un poco de queso rallado y piñones.
Metemos en el horno precalentado y gratinamos.
Una receta que me enseñó mi suegra, que era una gran cocinera y hacía cosas fantásticas como esta. La verdad es que es muy fácil, muy aparente (causa espectación cuando la hago) y gusta a grandes y pequeños.